Crisis en Transformación Sindical: el Show de Niels Cortés y su negativa a aceptar que ya nadie lo respalda
La caída de Niels Cortés es algo que se vio venir desde el primer día, y no es casualidad, es consecuencia de abusos, imposiciones y traiciones que no se borran con una sonrisa, y mucho menos con sus recientes intentos desesperados de manipular a la opinión pública. Hoy, frente al claro rechazo de los trabajadores de Martinrea, el dirigente de Transformación Sindical responde con la actitud de un niño mimado que no tolera perder: con berrinches, insultos y negación.
Es evidente que a Cortés le quedó grande el cargo. Lo único que ha sabido hacer es cobrar cuotas, servirse del sindicato como si fuera de su propiedad y preparar tacos. Lo que empezó como un supuesto proyecto de “renovación sindical” pronto se convirtió en una red de favores, imposiciones y represión interna. Las promesas quedaron atrás, enterradas bajo una montaña de engaños.
Su reacción actual no sorprende: el que nunca tuvo principios no sabe perder con dignidad. Mientras los trabajadores exigen transparencia, renovación y democracia sindical, Cortés patea y manotea diciendo que lo acusan sin pruebas y ataca a quienes lo critican.
Pero eso no es todo, ya que ahora pretende victimizarse. Hablando de campañas de desprestigio en su contra, cuando los trabajadores realmente se hartaron de ser explotados por quien decía defenderlos. Nadie le cree. Ni dentro ni fuera del sindicato. Su autoridad está muerta, y lo único que mantiene vivo su discurso es su miedo a perder el control… y los beneficios que tanto le prometieron.
Contrario a lo que Transformación Sindical y su líder quieren hacer creer a los trabajadores, Niels Cortés no es víctima ni está cerca de serlo. Él es su propio verdugo con todas las acciones que hizo y en donde estuvo involucrado, y cada segundo que permanece en el cargo es una ofensa directa a todos los trabajadores que día a día sí cumplen, sí luchan y sí creen en un sindicalismo auténtico. Lo que hoy vemos es el resultado de su ambición y de su incapacidad para ejercer un verdadero liderazgo.
Los trabajadores ya decidieron. Y su decisión es clara: fuera Niels Cortés. Quieren un sindicato limpio, democrático y transparente como el que hoy tienen. Y si él no lo entiende, será la historia la que se encargue de borrarlo, como se borran los nombres de quienes traicionan las causas justas.
No hay futuro para Cortés en Martinrea. Solo le queda aceptar su derrota, recoger lo que queda de su credibilidad y dar un paso al costado. Porque ya no es un líder como pretendía ser, ahora solo es el hazmerreír de todo Martinrea.